Debido a diversos motivos de causa y fuerza mayor, la presente edición de
la Cursa de l’Amistat finalmente sólo pudo contar con el dúo esperpéntico-humorístico
compuesto por: el niño de la MULA y GALANsito de Córdoba.
Como es habitual en esta carrera nos tocó madrugar de lo lindo para llegar
al Castell de Montjuïch con tiempo para dejar las mochilas en
la furgoneta de la organización (ellos te la llevan hasta la llegada en el Tibidabo) y calentar unos minutos antes de iniciar la carrera.
Parafraseando a un jefe que tuve hace años y cambiando la palabra “trabajo”
por “carrera” os diré que: “¡Al trabajo se viene almorzao, cagao y meao!”. (Nota del Autor: MULA, aplícate la segunda
parte para no volver a sufrir problemas gastro-intestinales durante una
carrera)
Dicho esto, os contaré que la cursa tiene unos 16km y pico y atraviesa
Barcelona de Sur a Norte desde Montjuïch hasta el Tibidabo. Los primeros 4 km
son todos de bajada hasta llegar al Paralel, donde empiezas a subir
ligeramente, remontando a partir de ése punto el desnivel de la ciudad. Se
continúa por la calle Entenza, se atraviesa la Av. Diagonal por debajo de la Illa
Diagonal y se va a buscar Major de Sarrià hasta llegar a la altura de la Ronda
de Dalt.
A medida que pasan los kilómetros, el desnivel se va haciendo más
importante, llegando a su culmen en la carretera de Vallvidrera, donde las
curvas de la ascensión se te van atragantando tanto si no has vaciado previamente
los intestinos (Mula), como si andas escaso de forma física (Galan).
La llegada al parque de atracciones del Tibidabo y sus vistas panorámicas se
convierten en la feliz recompensa por el esfuerzo realizado.
Cabe destacar, como es habitual en esta carrera, la estupenda organización
y el buen ambiente que acompaña siempre a los voluntarios que participan en
este evento. Desde aquí muchas felicidades a la gente de la casa MATES y a
todas las personas que colaboran en esta carrera.
¡Salud y Sofoko!
Galan
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